Con el lema: “No apartes tu rostro del pobre”, el Papa Francisco nos invitaba ayer domingo a celebrar, en todo el orbe católico, la VII Jornada Mundial de los pobres. Vivimos un momento histórico que no favorece la atención hacia los más pobres. La prisa, cotidiana compañera de la vida, impide detenerse, socorrer y hacerse cargo de los demás, nos decía el Papa en su mensaje para esta jornada; a pesar de esto, descubrimos que aún hay muchas personas que creen en el valor del compromiso y del voluntario de entrega a los pobres. Es necesario que fomentemos cauces donde pueda desarrollarse la solidaridad y la subsidiariedad de tantos ciudadanos. Para nuestra asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia, ayer fue uno de los días más importantes del año, de esos que, con ilusión, estamos esperando que lleguen. Después de la eucaristía celebrada y vivida en un ambiente fraterno y festivo, tuvimos ocasión de sentar en una misma mesa a todas las personas “Sin Hogar” que, durante todo el año, atendemos y acompañamos desde nuestro compromiso evangélico y solidario. Éramos de más de diez nacionalidades, de todas las edades y de todos los credos. Simplemente éramos hermanos dispuestos a compartir lo más importante que tenemos: la vida y el amor. Impresiona ver con qué poco podemos hacer felices a estas personas y observar que, cuando están en un ambiente fraterno y de confianza, resulta fácil sacarles una sonrisa en la que, por un momento, les haga olvidar los muros que han tenido que derribar y las dificultades que van teniendo que vencer en medio de la precariedad, la pobreza y la marginación. ¡Gracias a todos los que quisisteis uniros a esta celebración! ¡Gracias a todos los socios y voluntarios que lo hicisteis posible!

Pedro Miret Giner, sacerdote